Sólo quedan menos de dos meses para terminar mi estancia en EEUU, lo que empezó con muchos nervios y algunas lágrimas en el aeropuerto, va a terminar siendo el mejor año de mi vida.
Y ello es gracias en gran parte a las personas que he conocido aquí, desde los profesores del colegio que es increíble cuánta ayuda te ofrecen, pasando por mis entrenadores que siempre han estado apoyándome y creyendo en mí incluso cuando ni yo lo hacía, mis compañeras de equipo las cuales se han convertido en mis mejores amigas y con las cuales he sudado, reído y llorado. Sin olvidarme de mis compañeros de clase que siempre intentan ayudar y hacen el colegio más divertido, ni de mis compañeros de aventura, mi pequeña parte de España en EEUU, pero sobre todo ha sido gracias a mi host family y, en especial, a mi host mom.
Porque quien comenzó el curso siendo mi coordinadora local, se ha convertido en mi madre americana y una de las personas más increíbles que he conocido. Porque si algo he aprendido de ella es a saber qué es la generosidad, por no sólo compartir su casa durante meses sin recibir dinero por ello con alguien que al principio es un desconocido, sino por apoyarme, quererme y preocuparse por mí como mi madre lo hubiese hecho, porque siempre puedo ir a ella a pedir consejo, ayuda o para tener una agradable conversación, por hacer algo tan significativo como es compartir su familia conmigo. Y es que ellos también han tenido un papel muy importante, porque he encontrado en EEUU al danés que más le gusta el jamón español del mundo, mi host dad, el cual siempre me hace reír, y qué decir de mi host sister, creo que todo se resume a que gracias a ella se lo que es tener una hermana. Sin duda cada día aprendo algo de ellos, porque quién me iba a decir hace seis meses que yo, una persona que nunca había vivido con perros y que no era muy fan de ellos, iba estar viviendo con cinco fijos más hasta nueve temporales y terminar ofreciéndome para lavar cachorros y hacer corbatas para ellos.
Y es que si tuviese que describir este año en una palabra sería aprendizaje, porque aunque suene tópico este año aprendes mucho más que inglés. Aprendes a ser agradecido, a tomar decisiones y aceptar tus errores, a no juzgar a la gente antes de conocerla, a ponerte más a menudo en el lugar del otro, a probar cosas nuevas… Aprendes que venir a estudiar a Estados Unidos es la mejor decisión que podías haber tomado. Sin ninguna duda el balance de este año es muy positivo, y si por mí fuera lo repetiría mil veces más, porque va a ser mucho más difícil marcharme en Junio de lo que fue decir adiós a España en Agosto y porque sinceramente este año me ha cambiado para mejor en muchos sentidos. Es increíble como personas a las que ni conocía hace siete meses pueden significar tanto para mí ahora, personas con las que sé que mantendré el contacto y es que mi host family ya va a venir a Sevilla este verano.
Por lo que aquí viene mi consejo a todos aquellos que estén pensando en venir, no dejéis que el miedo a lo desconocido os aparte de uno de los mejores años de vuestra vida, de crear recuerdos inolvidables, de conocer a gente maravillosa, de vivir vuestra propia película americana. Porque la verdadera felicidad está fuera de la zona de confort, porque aquí cada día es una nueva aventura que vivir, algo nuevo y emocionante.
Andrea
Año Académico 2016-2017 en Warrenton, Virginia.
